domingo, 21 de noviembre de 2010

La voluntad como principio de acción


Durante los tres años que he estado estudiando la carrera de Economía en la UNMSM me he dado cuenta que la realidad perturba los sentidos, pero a pesar de eso no conmueve a nadie que tenga la voluntad de hacer las cosas bien.
Creo que la clave de un desarrollo interno es la voluntad de trabajar teniendo en consideración la unidad como sociedad y no el individualismo desmesurado que promueve comportamientos no éticos ni morales.
En estos últimos años he visto que los principales temas de debate están referidos a los cargos en el aparato gubernamental de la universidad. Sería muy bueno si es que el ordenamiento administrativo fuera eficiente; pero lamentablemente no lo es. Existen casos que corroboran dicha aseveración y sería conveniente mencionarlos a continuación.
El principal caso es que para que te entreguen el título profesional las autoridades ponen muchas trabas haciendo que un proceso administrativo relativamente simple se prolongue por mucho tiempo. Otro ejemplo son los CEUPS, organismos de proyección social que intentan serlo. Estos despachos han sido utilizados para obtener míseros ingresos vendiendo un servicio inapropiado y de mala calidad.
Volviendo al tema, es importante resaltar la noción de voluntad, mencionada en el primer párrafo. La idea de voluntad implica una reflexión y una aceptación de responsabilidades sujeta al hecho consciente de nuestra racionalidad. Por otro lado, la voluntad también está relacionada a la conciencia de una exigencia social y, en ambos casos, tiene una íntima correspondencia con la idea de continuidad.
Es así que se necesita de continuidad para que nuestra voluntad pueda ser vista como tal. Ahora bien tanto continuidad como voluntad son puro acto y este último no es nada más que modificar la realidad e implementar mecanismos o instrumentos organizados que nos permitan cambiar una serie de acontecimientos encadenados de acuerdo a un fin.
Para lo que nos compete en este breve artículo, este fin puede ser mejorar la conexión de la universidad con los alumnos a través de la investigación como acto de voluntad y continuidad. Se debe hacer entender que los alumnos están en la universidad por una decisión racional que implica la aceptación de responsabilidades y que éstas se resuelven por medio de la voluntad y la continuidad.
Si se carece de esta función, la universidad no será más que una casa de enseñanza mecanicista que camina sin ningún sentido ni principio básico de ordenamiento institucional. Pero qué podemos esperar si todos estamos rodeados de una cultura que carece del acto de voluntad como continuidad. El más claro ejemplo son nuestros propios profesores que batallan por un puesto administrativo y que por su poca capacidad como sujetos pensantes la facultad no se ha desarrollado ni se ha propuesto metas ambiciosas. Al parecer más pueden sus diferencias personales que el reconocimiento de su grupo como un espacio intelectual.
Pues bien la razón principal es que nuestros profesores carecen del acto de voluntad de plantearse un ordenamiento como sociedad, dicha sociedad sería la facultad de ciencias económicas. Pero desde mi punto de vista dicha sociedad no existe pues los alumnos que logran reconocimientos académicos en su mayoría son autodidactas y no deben casi nada a la sociedad en donde supuestamente tenían que formarse como economistas.
Pero no los culpo completamente -aunque los profesores tienen las riendas de la facultad- su debilidad yace sobre la cultura y sociedad peruana que ni más ni menos presenta la misma característica de no tener el acto de voluntad.
Entonces nos damos cuenta que la voluntad implica el desarrollo de los lazos de una sociedad como continuidad de actos que cambien la realidad de acuerdo a un fin o meta propuesto.
La segunda razón sería que el sistema de depuración democrático es muy débil en su forma de aplicación como votación en las elecciones tanto para profesores como para tercio estudiantil. Y es que, este sistema no ha podido agrupar correctamente las preferencias de los individuos por el mismo hecho que ha aumentado la cantidad de partidos dividiendo las votaciones de los estudiantes y distorsionando los resultados. Considero además que las propuestas de estos partidos han sido en su mayoría fraudes, como el caso en que uno de estos partidos prometía una sala de cómputo con mejores computadoras; sin embargo nunca se cumplió.
Como conclusión vemos que la falta de voluntad viene por ambas caras de la moneda, tanto profesor como alumnos. La falta de voluntad ha generado un ciclo repetitivo que destruye los valores y promueve lo fácil, la informalidad y la desunión.
Termino imaginado una sociedad con voluntad que, si fuera mi facultad, tal vez sería un foco de desarrollo que como acto principal asumiría la responsabilidad suprema de alcanzar la consolidación como una verdadera facultad de Economía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario