martes, 22 de mayo de 2012

Procesos electorales y democracia

Creo que una condición para que una proceso electoral y por lo tanto el sistema democrático funcione correctamente es que las personas que postulan a los cargos deban tener un conocimiento académico profundo sobre las tareas que demanda el cargo que van a tomar, además de entender la institucionalidad que van a representar y por lo tanto mostrar una calidad moral íntegramente bien desarrollada. Creo que en las universidades nacionales, en particular San Marcos, esas condiciones no se cumplen y por eso es que sus democracias no han funcionado. De hecho si sus democracias hubieran funcionado las universidades nacionales no estuvieran como están: arruinadas administrativamente, financieramente y académicamente. ¿Pero de dónde surge este problema? De hecho un sistema democrático presente dos problemas muy marcados: Selección adversa y Riesgo moral, ambos son problemas de asimetría de información. Cuando pensamos en el sistema democrático hablamos de un sistema que muestra dificultades en cuanto al flujo correcto de información ya que solamente muestra información sesgada hacia grupos que tienen suficiente poder. Ahí surge el problema de elegir autoridades que uno nunca deseo (Selección adversa) o elegir autoridades que se mostraban probas y que luego de asumir el cargo se volvieron corruptas (Riesgo moral). En una de las mejores universidades del mundo su gobierno es corporativo, conformado por líderes de ciencias, ingenierías, industria, educación y servicios públicos, cuyos propósitos son mantener la solvencia financiera de la universidad para las futuras generaciones y los procesos actuales, además tienen la responsabilidad de guiar en la dirección estratégica, aprobar presupuestos anuales, ejercer la responsabilidad fiduciaria a largo plazo, aprobar la calidad de las nuevas escuelas o facultades, aprobar grados académicos y elegir al presidente (Rector). Gran parte del trabajo del gobierno corporativo se ayuda de comités que representan cada facultad. Las personas con una mayor y mejor educación, se encuentran más predispuestas a intentar resolver sus diferencias por medio de un proceso de negociación y votación en vez de la fuerza. Queda evidenciado que el nivel educativo de las personas reflejará en una mejora de las instituciones democráticas. ¡¡Qué contradictorio que siendo una universidad el nivel educativo no se haya reflejado aún en sus procesos democráticos ni políticos!!

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